Nos dañan, se suceden los hechos, no pudimos evitarlos, pero nosotros: ¡tenemos que seguir viviendo!. Algunas veces hacemos que otros se sienten muy mal cuando expresamos nuestro enojo hacia ellos, es comprensible, nos han lastimado, algo habrá que hacer, no es que no ha pasado nada. En medio del dolor no queremos calmarnos porque nos parece que perdonar es olvidar los hechos y no estamos dispuestos a hacerlo. ¡Es más que comprensible que nuestra primera reacción sea ésta!.
Pero, si seguimos enojados, habrá un punto en el que seremos nosotros los que terminaremos sufriendo más. El mantenimiento de la ira es similar a la de recoger una pieza al rojo vivo del carbón para lanzar a alguien, independientemente de que logremos nuestro objetivo, seremos los únicos que nos quemaremos.
Perdonar no significa olvidar. Cuando perdonamos todavía recordamos las lecciones que hemos aprendido, pero sin el dolor emocional que nos mantiene anclados en esas memorias. Perdonar no indica que estamos perdonando una acción inapropiada o perjudicial que alguien cometió, ni tampoco significa que renunciemos a nuestro derecho a la justicia o a recibir un mejor tratamiento en el futuro. Perdonar es un derecho que al ejercerlo, abrirá las puertas que nos permitirán seguir gobernando nuestras vidas.
© Fanny Libertun
http://www.zonatranspersonal.com.ar/
http://www.facebook.com/zonatranspersonal